La personalidad controladora es aquella que teme la más mínima desviación de sus expectativas y trata de evitar a toda costa un temor figurado a base de estar encima de cualquier suceso o persona.
El controlador/a se encuentra hiper-sensibilizado/a ante cualquier cambio de su ambiente, que vive como una potencial amenaza. El control se considera un mecanismo de defensa cuando pasa a ser una tendencia habitual que obstaculiza la fluidez de la experiencia por temor a posibles consecuencias imaginadas. Este mecanismo es muy habitual en la paranoia
La necesidad de control emocional, tanto propio como ajeno, es uno de los rasgos principales del trastorno obsesivo compulsivo de la personalidad.
[…] Control: Necesidad de evitar todo cambio ambiental y personal. […]